Inteligencia artificial y energía ¿Ayuda o prejuicio?
- Student Energy at USFX
- 3 jul 2020
- 4 Min. de lectura
La inteligencia artificial (IA) se ha infiltrado cada vez más en cada rincón de nuestras vidas. Está a nuestro alrededor sin que muchos nos demos cuenta. Está presente en nuestros celulares, computadoras, videojuegos, aplicaciones y en muchas otras cosas cotidianas en nuestro día a día.
El sector de la energía no es una excepción y, de hecho, la inteligencia artificial ya se está usando en muchos ámbitos. Pero, ¿Cómo está influyendo la inteligencia artificial en el sector energético y qué puede hacer por él? Vamos analizarlo en detalle.
¿Qué es la inteligencia artificial?

No existe una definición aceptada por todos los expertos de lo que significa la inteligencia artificial. Dado que es una ciencia nueva, cambiante y experimental. Pero en su forma más simple, la IA es el intento de imitar la inteligencia humana usando un robot, o un software.
Pero es un concepto muy vago, porque existen muchas ramificaciones. Stuart Russell y Peter Norvig diferenciaron cuatro tipos, en 2009: sistemas que piensan como humanos, como por ejemplo las redes neuronales artificiales. Sistemas que actúan como humanos, como los robots. Sistemas que usan la lógica racional, como los sistemas expertos, y sistemas que actúan racionalmente, como los agentes inteligentes.
Uso de la inteligencia artificial en el sector de la energía
Algunas aplicaciones en este sector son:
1. Optimización de las redes eléctricas
Las redes eléctricas están cada vez más descentralizadas y digitalizadas. Eso hace más difícil gestionar el número cada vez mayor de participantes y mantener un equilibrio en esa red.
Es necesario analizar una enorme corriente de datos que llegan en tiempo real. La inteligencia artificial ayuda a que ese procesamiento sea lo más rápido y eficiente posible.
2. Las Smart grids
Las smart grids, o redes inteligentes, transportan electricidad, pero también datos. En el caso de energías como son la solar y eólica, es más importante que nunca equilibrar de manera efectiva consumo y generación.
No es posible una generación constante y equilibrada siempre, pero esas redes inteligentes y conectadas permiten comunicarse unas con otras y recoger datos, para acercarnos lo más posible.
3. La movilidad eléctrica y la inteligencia artificial
El futuro de la movilidad es eléctrico, pero eso plantea nuevos retos. Por este motivo, la inteligencia artificial se está instalando en el sector del vehículo eléctrico. Ayudan a la gestión del mismo y comunican datos que contribuyen a resolver esos desafíos.
Uno de ellos, por ejemplo, es el de los repostajes. ¿Dónde es mejor hacerlo? ¿Qué disponibilidad hay de enchufes en el momento? ¿Cuándo repostar al mejor precio según el coste de la energía?
Todas esas respuestas, que una vez más requieren el análisis instantáneo de una gran cantidad de datos, pueden ser realizadas óptimamente con inteligencia artificial.
¿Cómo podemos aplicar la Inteligencia Artificial para que la energía renovable sea más eficiente?

La generación de energías renovables, como la solar o la eólica, están relacionadas a los factores climáticos y esto condiciona la generación de energía, que no es una variable constante como es el consumo. La IA permite anticipar la bajada de la producción eléctrica con la demanda de consumo para estabilizar la cantidad de energía disponible en el sistema. De ese modo se evitan cortes o escasez de suministro eléctrico en los momentos y lugares donde no es posible cubrir la demanda solo con energías renovables.
La IA puede utilizar el Big Data y el análisis de datos para predecir con hasta 36 horas de antelación en qué zonas geográficas bajará la producción de energías renovables y se presentará una demanda adicional, de forma que la compañía eléctrica podrá aumentar la producción en otras plantas con mejores condiciones climatológicas para compensar la pérdida. Los algoritmos de IA tienen en cuenta los patrones y tendencias climatológicas para predecir en qué zonas geográficas se va a reducir la intensidad el viento o del sol, y por tanto, en qué zonas va a haber menor producción de energías renovables y aumentará la demanda eléctrica.
Con esos datos, la inteligencia artificial puede aumentar la producción en aquellas plantas de energía renovable que tengan mejores condiciones climatológicas en ese momento, con el objetivo de que equilibrar la cantidad de electricidad que se mantiene en el sistema de distribución eléctrico. De esta manera, se está optimizando la producción de energías limpias y prescindiendo del refuerzo que hasta ahora se basaba en usar combustibles fósiles para generar la electricidad que se necesitaba urgentemente para cubrir los picos de demanda.
Los riesgos de la IA para la energía

Aun así, el poder de la IA para hacer que las cosas sucedan más rápido y de forma más eficiente no solo se aplica a las tecnologías que ayudan a reducir las emisiones. Empresas como Google, Microsoft y Amazon venden sus servicios informáticos de inteligencia artificial a empresas petroleras y de gas para ayudarles en la extracción de combustibles fósiles.
Según un informe reciente de la Institución Brookings, la IA probablemente está teniendo un mayor impacto sobre los combustibles fósiles que las alternativas ecológicas por su gran adaptabilidad a las actividades que abren nuevas fuentes de hidrocarburos.
Por otro lado, el hecho de permitir a las empresas el acceso a los datos sobre cómo usamos la energía en nuestros hogares también plantea la cuestión de si confiamos en que los usen para el bien público, por no hablar de los posibles escenarios como resultado de que los datos caigan en manos de personas no autorizadas para su uso.
Es indudable afirmar que la energía renovable del futuro será más eficiente gracias a la Inteligencia Artificial, pero esto no necesariamente significa que la misma beneficie a nuestro planeta.
Escrito por:
Heimdall Doreen Lara Cossio
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